Agricultura ecológica
La
agricultura ecológica, o sus sinónimos
orgánica o
biológica, es un sistema para cultivar una explotación
agrícola autónoma basada en la utilización óptima de los
recursos naturales, sin emplear productos químicos de
síntesis, u
organismos genéticamente modificados (OGMs) -ni para abono ni para combatir las
plagas-, logrando de esta forma obtener
alimentos orgánicos a la vez que se conserva la
fertilidad de la tierra y se respeta el
medio ambiente. Todo ello de manera sostenible y equilibrada.
Los principales objetivos de la agricultura orgánica son la obtención de
alimentos saludables, de mayor calidad nutritiva, sin la presencia de sustancias de
síntesis química
y obtenidos mediante procedimientos sustentables. Este tipo de
agricultura es un sistema global de gestión de la producción, que
incrementa y realza la salud de los agrosistemas, inclusive la
diversidad biológica, los ciclos biológicos y la actividad biológica del
suelo. Esto se consigue aplicando, siempre que sea posible, métodos
agronómicos, biológicos y mecánicos, en contraposición a la utilización
de materiales sintéticos para desempeñar cualquier función específica
del sistema. Esta forma de producción, además de contemplar el aspecto
ecológico, incluye en su filosofía el mejoramiento de las condiciones de
vida de sus practicantes, de tal forma que su objetivo se apega a
lograr la sustentabilidad integral del sistema de producción agrícola; o
sea, constituirse como un agrosistema social, ecológico y
económicamente sustentable.
La
agricultura biodinámica, la
permacultura,
la agricultura natural, la agricultura indígena, la agricultura
familiar, la agricultura campesina, son tipos de agricultura natural que
buscan el equilibrio con el ecosistema, son sistemas agrícolas
sostenibles que se han mantenido a lo largo del tiempo en distintas
regiones del mundo buscando satisfacer la demanda de alimento natural y
nutritivo a las personas y los animales, de manera que el agroecosistema
mantenga el equilibrio.
Al contrario de lo que se pretendió demostrar acerca de que la
agricultura ecológica favorecía la deforestación del planeta debido a
que se necesita una mayor explotación del terreno para alcanzar los
resultados de la agricultura convencional(se hablaba de que los
resultados eran 3 veces inferiores), numerosos estudios (más de 200
estudios en los Estados Unidos y Europa) han logrado confirmar que las
explotaciones de agricultura ecológica tienen un rendimiento de 80%
comparado con la agricultura convencional. Esto se ejemplifica bien a
través de un estudio de siete años llevado a cabo en el distrito de
Maikaal en la India. Con él se estableció que el promedio de producción
de algodón y maíz fue un 20% mayor en las granjas de agricultura
ecológica que en las explotaciones convencionales. Otro ejemplo sería un
estudio realizado en 20 países del África subsahariana donde los
rendimientos aumentaron en un 214% en 44 proyectos usando técnicas de
agricultura ecológica, un dato muy superior a lo que jamás logró ningún
cultivo genéticamente modificado.
Uno de los cultivos más usado, por ser muy práctico, es el empleo de
bancales.
Este sistema es básico de la agricultura biodinámica, establecida por
Rudolf Steiner en 1924. En este modo se hacen divisiones en el terreno
de aproximadamente 1
m
de ancho y el largo que deseemos. Al no dejar más de 1 m de ancho tiene
la ventaja de que podemos trabajar el bancal sin tener que pisarlo, y
así no apelmazamos la tierra de cultivo. Es conveniente por tanto dejar
entre bancal y bancal un paso adecuado.
Han de estar en función de la adaptación al medio, su resistencia/
tolerancia a las
plagas y
enfermedades
y de su rentabilidad económica. En la medida de lo posible se ha de
mantener una diversidad biológica, alternando o mezclando variedades
distintas. La biodiversidad viene dada por la integración de componentes
a distintos niveles: edáfico (
lombrices, bacterias beneficiosas,
hongos, nódulos de
rhizobium);
especies silvestres (un 30% de plantas adventicias); rotación de
cultivos. Esta biodiversidad dentro del ecosistema agrario proporciona
estabilidad, resistencia y sostenibilidad frente a sequías, plagas, etc.
Los agricultores pueden utilizar
semillas
cuyo origen pueden ser de cultivo convencional, debido a la dificultad
para encontrar semillas producidas con criterios ecológico. Las redes de
semillas, cada vez más extensas, se ocupan de recuperar variedades de
semillas locales, bien adaptadas al entorno y sin modificaciones
genéticas.
Control de plagas y enfermedades
El cultivo ecológico debe estar basado en métodos preventivos,
potenciando el buen desarrollo de las plantas y por tanto su resistencia
natural a plagas y enfermedades. Debe potenciarse al máximo la
prevención mediante unas adecuadas prácticas de cultivo que aseguren el
buen desarrollo de las plantas y, por tanto, que éstas sean más
resistentes. Las especies autóctonas y un
abonado adecuado hacen las plantas más resistentes.
Evitando el cultivo de una única especie, al diversificar las
especies plantadas se dificulta la aparición de plagas, utilizando para
ello una adecuada rotación y asociación en los campos.
El
abonado debe ser equilibrado, para obtener plantas fuertes y se utilizarán variedades adaptadas a la zona.
Es aconsejable promover el desarrollo de la fauna auxiliar autóctona, mediante el uso de setos y la suelta de insectos útiles (
parásitos o
depredadores), como los parasitoides del pulgón
Toxoptera aurantii.
En última instancia se podrán utilizar diferentes productos de origen natural, como las
piretrinas que se obtiene de las flores secas del crisantemo o el
Bacillus thuringiensis que son unas bacterias aerobias que atacan predominantemente a los insectos dañinos.
Feromonas, atrayentes y repelentes
El extracto de
ajo es biodegradable y sirve para repeler la
mosca blanca,
los pájaros y distintos tipos de chupadores. Se basa en un enmascarador
del olor del alimento, de las feromonas (evita la reproducción de las
plagas) y en los pájaros los desconcierta porque el ajo es irritante
para los pájaros. No evita que en períodos de mucha hambre este método
pueda ser ineficaz para los pájaros, se pueden usar otros métodos como
el de los
ultrasonidos o el de las explosiones de gas con detectores de movimiento.
El extracto de ajo puede enmascarar el olor de las trampas de feromonas de algunas plagas y puede hacerlas más ineficaces.
Fertilización
La fertilización del terreno dedicado a la agricultura ecológica es
uno de los pilares de esta forma de cultivo. Es muy práctico que el
fertilizante sea de producción propia, uno de los más utilizados es la
producción de
compost.
En la agricultura ecológica no se pretende nutrir directamente la
planta, sino estimular el conjunto, es decir el suelo y la planta,
manteniendo o mejorando la fertilidad del suelo «favoreciendo el
complejo arcillo-húmico y el desarrollo de los
microorganismos del suelo».
La
materia orgánica es la base de la fertilización, aunque también se pueden utilizar como fertilizantes el
abonado en verde que consiste en cultivar y enterrar una planta, para que al descomponerse se convierta en abono, especialmente utilizando
leguminosas, éstas enriquecen el suelo especialmente en
nitrógeno
gracias a bacterias que viven en sus raíces y que fijan el nitrógeno
atmosférico, y que la planta al ser enterrada cede al suelo en forma de
abono.
Contrariamente a lo que se cree, mantener el suelo cubierto, ayuda a
conservarlo mejorando el aprovechamiento del agua y los nutrientes. Se
emplearán cubiertas vegetales vivas,
acolchado, etc.
Los abonos minerales que se pueden utilizar son los procedentes de
fuentes naturales que hayan sido extraídos por procesos físicos.
Mantenimiento del suelo
Biológico
En el suelo hay de forma natural una infinidad de organismos vivos
que efectúan un «laboreo» continuado: las raíces al explorar en busca de
agua y nutrientes; las lombrices,
insectos y
roedores, con sus galerías; otros organismos con sus exudaciones y residuos que ayudan a unir las partículas de
arcilla y humus.
Tampoco hay que despreciar la gran cantidad de materia orgánica que
aportan estos organismos así como la conversión de la materia orgánica
en material asimilable por las plantas.
Diversas experiencias realizadas han demostrado que el laboreo biológico posee ventajas sobre el mecánico. Como son:
- No apelmaza el suelo al pasar por el suelo, lo que comúnmente ocurre
al trabajar la tierra con maquinaria y que obliga a realizar cada
cierto tiempo un trabajo más profundo.
- Al cortar la hierba y dejarla como acolchado
se producen varias mejoras, por un lado el sol no seca el terreno
conservando la humedad y por otro lado sirve de protección a los microorganismos y demás organismos.
- Por otro lado, las plantas adventicias, o también «malas hierbas», sirven de huésped a los insectos útiles, absorben el nitrógeno que de otra forma se perdería al evaporarse a la atmósfera y que luego vuelven a ceder al suelo al convertirse en compost. Y si la planta tiene raíces profundas como la alfalfa,
lo que come la vaca, entonces extrae nutrientes que de otra forma
resultan inaccesibles para otras plantas con sistemas radiculares menos
capaces de profundizar. Para evitar que el campo se llene de
adventicias, se realizan rotaciones de cultivo con falsas siembras y
programas de abonado equilibrado.
Mecánico
La principal condición que debe cumplir un
apero,
es no voltear el suelo en profundidad para no alterar el orden natural
del suelo, trabajando con tempero y no abusando de los mismos, evitando
en parte de esa forma los efectos indeseables del laboreo mecánico como
la mineralización del suelo y la compactación del mismo por el peso de
la maquinaria.
Atendiendo a razones prácticas e históricas, las razones para utilizar el laboreo mecánico son:
- Realizar más rápido los trabajos en el campo, tanto de siembra, recolección como los tratamientos.
- Eliminar la competencia que provocan las adventicias.
- El transporte de las producciones desde el mismo campo a su destino.
Rotación de cultivos
Consiste en alternar plantas de diferentes familias y con necesidades
nutritivas diferentes en un mismo lugar durante distintos ciclos,
evitando que el suelo se agote y que las enfermedades que afectan a un
tipo de plantas se perpetúe en el tiempo.
De esta forma se aprovecha mejor el abonado (al utilizar plantas con
necesidades nutritivas distintas y con sistemas radiculares diferentes),
se controlan mejor las
malas hierbas y disminuyen los problemas con las
plagas y las enfermedades, (al no encontrar un huésped tienen más dificultad para sobrevivir).
También se debe introducir regularmente en la rotación una
leguminosa y alternar plantas que requieren una fuerte cantidad de
materia orgánica, y la soportan parcialmente o incluso sin fermentar (
papa,
calabaza,
espárragos, etc.), con otras menos exigentes o que requieren materia orgánica muy descompuesta (
acelga,
cebolla,
guisantes, etc.).
En esta práctica se debe evitar que se sucedan plantas de tipo
vegetativo diferente pero que pertenezcan a la misma familia botánica,
por ejemplo:
espinaca y
remolacha =
Quenopodiáceas, apio y zanahoria =
Umbelíferas, papa y tomate =
Solanáceas.
Asociación de cultivos
La asociación de cultivos consiste en cultivar en la misma parcela
varias especies distintas, de forma que se obtenga una sinergia entre
ellas.
Esta práctica muy extendida en el cultivo ecológico, puede obtener
diversos tipos de mejoras. Por un lado podemos poner dos especies que se
complementan en su sistema radicular (uno es profundo (el
melón) y el otro superficial (la
lechuga),
o una planta defiende a la otra con su aroma (como ejemplo tenemos la
cebolla entre zanahorias evita la mosca de la zanahoria). Este tipo de
plantas recibe el nombre de
planta insectaria que atrae y beneficia a insectos predadores o parásitos de los insectos plaga.
Historia
Existen muchos modelos de agricultura ecológica, que ofrecen
alternativas tecnológicas para los productores al ejercer una práctica
armoniosa con la dinámica de los
ecosistemas;
estos modelos provienen de la fusión y apropiación de ideas de varias
escuelas o corrientes que comparten los mismos objetivos generales;
presentamos a continuación las corrientes principales que se han
referenciado a lo largo del siglo pasado, época en donde se escribió e
investigó con mayor propiedad sobre estos temas. Es importante notar que
la agricultura ecológica comenzó a partir de las reformas agrarias que
se produjeron en Alemania a finales del siglo XIX y, además, por el
advenimiento y efecto de lo que la llamada Revolución Industrial generó
en el sector agropecuario.
Agricultura biológico-dinámica
Esta corriente de la agricultura, creada en 1924 por
Rudolf Steiner y denominada
Agricultura biodinámica se basa en los fundamentos y propuestas de estudio vinculados a la vertiente filosófica
Antroposofía, cuyo autor es el mismo Steiner.
A principios del siglo XX, un grupo de agricultores que notaban la
degeneración de la fertilidad de la tierra y de la calidad nutritiva de
los alimentos, preguntaron a Rudolf Steiner qué podían hacer para
remediar esta situación; como consecuencia, él organizó unas
conferencias de trabajo en
Koberwitz, al este de
Breslau, en
Alemania,
«abriendo el camino para un conocimiento de lo viviente, de lo anímico y
de lo espiritual en la naturaleza, y con ello la posibilidad de
conducir el trabajo con la tierra y sus criaturas hacia un 'nuevo
ordenamiento' donde lo natural se halla sobreelevado e integrado en lo
humano».
Llevando este concepto a términos más terrenos, lo que distingue a la
corriente Biodinámica es el uso de los preparados dinamizados, a manera
de una
homeopatía
agrícola; además de esto, se desarrolla en esta escuela la idea de que
las unidades rurales son unos organismos agrícolas que se hallan
sometidos a la influencia de factores cósmicos complementarios,
diferentes a la influencia de la luz, las estaciones y el clima en
general. «Desde el punto de vista conceptual, la Agricultura Biodinámica
promueve una agricultura que reconoce y utiliza las fuerzas energéticas
de todos los seres vivos y no se restringe a la visión materialista
predominante de lo que en esa época se conoció como “la nueva
agricultura científica”».
Agricultura biológica-ecológica
Otra corriente de este tipo de agricultura es el método bioorgánico o
biológico-ecológico, más científico, creado por los suízos Hans Müller,
su esposa María y por el médico alemán Hans-Peter Rusch, desarrollados a
partir de 1951.
Agricultura orgánica
Esta corriente se inició en Inglaterra, en la década de 1930, por los
agrónomos Lady Eve Balfour y Sir Albert Howard ; Howard, determinó
después de su llegada a la India, que las limitaciones locales no
permiten adoptar el sistema productivo basado en las experiencias
occidentales, por lo que concluyó que era esencial observar los procesos
productivos de la naturaleza y aprender de ella las lecciones
necesarias para favorecer la producción de alimentos.
Su libro,
Un Testamento Agrícola (1940), recopila sus
observaciones estableciendo conceptos fundamentales para la agricultura
orgánica, tales como la protección del suelo, el uso de coberturas
permanentes, la producción de compost utilizando el sistema “Indore”
(métodos pioneros de compostaje controlado), la idea de manejar mejor
salud de la planta en suelos saludables, la importancia de la
investigación en fincas, y el uso racional de recursos locales entre
otras.
En 1943, Lady Eve Balfour publicó su libro
The Living Soil,
donde promueve la idea de que la salud del suelo y la salud del hombre
son inseparables. Su trabajo llevó a formar en 1946, la Soil Association
como un ente de investigación e información sobre prácticas orgánicas
de manejo de fincas y suelos. Desde entonces esta asociación se ha
convertido en líder mundial en el establecimiento de normas y
capacitación en agricultura orgánica.
Los sistemas de producción orgánica, llamada “biológica” por los
franceses e italianos y "ecológica" por los alemanes, se iniciaron como
movimiento alternativo con mayor fuerza en los años 60 en Europa y
Estados Unidos. Tanto las ideas de Howard como las de Balfour fueron
promulgadas en Estados Unidos por
Jerome Irving Rodale, quien en 1942 publica su revista
Organic Farming and Gardening, con un éxito rotundo llegando a vender más de dos millones de copias en 1980.
Gracias a la popularidad de esta revista, se funda el Instituto
Rodale que hoy es reconocido internacionalmente por su investigación y
capacitación en agricultura orgánica. Esta denominación de «Agricultura
Orgánica» ha sido la mas difundida a nivel mundial y por ella se ha
llegado a conformar los
Principios Básicos de la misma, estableciendo en 1972, la
Federación Mundial de Movimientos Orgánicos (IFOAM por sus siglas en inglés, International Federation of Organic Agricultural Movements).
Soil Association, creada en 1946 (
http://www.soilassociation.org),
es una organización dedicada a los cultivos ecológicos, la cual, a
mediados de la década de 1980 vio crecer su número de empleados, sobre
todo a partir de 1995 con el Plan de Ayuda Orgánica de la ayuda del
gobierno para ayudar a los agricultores a través del difícil proceso de
conversión de 2 a 5 años, gracias a que una serie de supermercados
comenzaron a almacenar alimentos orgánicos y esto trajo una nueva
credibilidad al movimiento. Sin embargo, el número de agricultores
orgánicos sigue siendo pequeño. El número de empleados de la Soil
Association entonces creció rápidamente; la tierra orgánica en el Reino
Unido representa actualmente casi el 4% de las tierras agrícolas. Los
agricultores orgánicos reciben ahora el apoyo en curso en el
reconocimiento de los beneficios ambientales que prestan y esto está
animando a más agricultores para manejar sus tierras de forma orgánica.
Agricultura natural de no intervención
Propuesta por el biólogo y monje
Zen budista japonés
Masanobu Fukuoka, desde la década de 1.950. Este tipo de agricultura no necesita
maquinaria
ni productos químicos, trabaja con muy poca deshierba y tampoco
necesita labrar el suelo ni abonarlo. La filosofía de Fukuoka se basa en
practicar la agricultura “cooperando con la naturaleza, en lugar de
tratar de mejorarla, conquistándola”.
En su libro
La Revolución de una Brizna de Paja y La Senda natural del Cultivo,
cuenta cómo opera su técnica para generar condiciones favorables para
los cultivos, luego de lo cual, se interfiere tan poco como sea posible
sobre las comunidades animales y vegetales de sus campos. Por otro lado,
Fukuoka unió su técnica agrícola con una filosofía cuya esencia expone
el hecho de que sanar la tierra y purificar el espíritu humano son un
mismo proceso. Propone para ello un tipo de vida y agricultura que
permita este proceso.
Esta filosofía se conoce también como
filosofía del No Hacer.
Parte del supuesto de una pregunta: ¿Por qué preguntarnos qué pasaría si
hiciéramos esto en vez de preguntarnos qué pasaría si no se hiciese?.
Fukuoka llegó así a conclusiones que generan los cuatros principios de
la agricultura natural: no laboreo, no arar ni voltear el suelo; no
utilizar abonos químicos, ni compost preparado; no desherbar mediante
cultivo o
herbicidas;
y, no utilizar productos químicos. Con base en esta corriente, Jean
Marie Roger en 1958 expuso a la comunidad agrícola su modelo de
Agricultura natural, que difiere del modelo de Fukuoka en que promulga
mas la biodiversidad que la no intervención.
Agricultura biológica o agrobiología
Es el nombre usado en Francia y Portugal desde la década de 1.960
para denominar el método difundido por los agrónomos Francis Chaboussou,
Raul Lemaire y Claude Aubert (en la foto). Se destaca por la
importancia que se le da al Control Biológico, el Manejo Integrado de
Plagas y Enfermedades y por la Teoría de la trofobiosis.
La idea del Manejo Integrado de Plagas es, primero, buscar en cada
insecto plaga su punto débil y atacarlo allí, buscar los enemigos de los
insectos plagas y utilizarlos, llevándolos al lote; además de esto, se
puede usar más de un método para el control de las plagas, lo que provee
el mejor control y de esta manera, si un método de control por alguna
razón falla, los otros métodos continuarán protegiendo al cultivo,
convirtiéndolo realmente en un método integrado. Por otra parte, la
teoría de la trofobiosis presentada por Francis Chaboussou sustenta que
la vulnerabilidad de las plantas a las plagas es cuestión de equilibrio
nutricional o deintoxicación por venenos. “Un cultivo bien nutrido es
más resistente al ataque de plagas y enfermedades lo que favorecerá a
hacer menos aplicaciones de plaguicidas y eso a su vez conservar mejor
el ecosistema del suelo”.
Cuando se unen estos tres conceptos, se genera la idea de una
agricultura sostenible puesto que no se puede concebir la nutrición como
un componente aislado, sino como un manejo integrado de cultivo ya que
lo factores nutricionales (como contenido de materia orgánica, fórmulas y
formas de fertilización y manejo de suelo, por citar algunos) y no
nutricionales (entre los que están el control de plagas y enfermedades,
la genética varietal, las condiciones ambientales, el manejo de cultivo)
están interrelacionados e interactúan.
La agricultura Biológica o Agrobiología, asegura que en la medida que
se manejen bien los factores no nutricionales se facilita la obtención
de calidad, productividad, se disminuye la contaminación y se bajan
costos. Un ejemplo citado por Chaboussou era que cuando existe una
aplicación muy concentrada de fertilizantes químicos, se elimina un
porcentaje de microorganismos benéficos, como algunas especies de
basillus, trichoderma; como consecuencia, se pueden desarrollar
enfermedades del suelo. Este fenómeno simple, puede traer consigo
aplicaciones extra de agroquímicos para controlar pudriciones
radiculares; esto afectará hongos de micorrizas y otros microorganismos
que afectan el proceso de mineralización de ciertos elementos afectando
en forma negativa la nutrición de las plantas.
Agricultura Mesiánica
En 1983
Mokiti Okada,
filósofo japonés, realizó estudios e investigaciones y desarrolló en
Japón, una corriente similar a la Agricultura Natural, que denominó
Agricultura Mesiánica, que se inició alertando a las personas del
peligro de consumir alimentos contaminados, por el uso abusivo de
agrotóxicos.
Okada estaba seguro que llegaría un día en el que habría alimentos en
exceso, los que no podrían ser consumidos debido al alto índice de
productos químicos contenidos en ellos. Según él, los alimentos
naturales, además de proporcionar al ser humano una vida más saludable,
lo tornan más productivo y capacitado para contribuir de manera más
significativa al seguimiento de las leyes de la naturaleza, produciendo
alimentos, que además de conservar su verdadero sabor, no agredan ni
destruyan el medio ambiente.
El método de la Agricultura Mesiánica corresponde a los principios de
la propia naturaleza tomándola como modelo y obedeciendo sus leyes.
Proyectando la preservación del medio ambiente y la calidad de vida del
hombre, la agricultura promulgada por Mokiti Okada, tiene como
objetivos, el producir alimentos que incrementen cada vez más la salud
del hombre; ser económica y espiritualmente ventajosa, tanto para el
productor como para el consumidor; ser practicada por cualquier persona
fácilmente y, además de esto, tener carácter permanente; respetar la
naturaleza y conservarla; y por último, garantizar la alimentación para
toda la
humanidad, independientemente de su crecimiento demográfico.
Existen otras corrientes que son importantes por tomar conceptos de
estas escuelas y mezclarlos siguiendo los mismos principios orgánicos o
biológicos, pero se encuentran desde el punto de vista técnico, en las
corrientes descritas anteriormente, con denominaciones como ecológica,
regenerativa o sostenible, terminología de carácter más amplio, que
busca establecer un puente entre el diálogo científico y la transición
tecnológica, conceptos que unidos deberán ser aplicados a la
agricultura.
Política
En algunos países la agricultura ecológica está también definida por el
Derecho. Así en la
Unión Europea
(UE), la agricultura ecológica está regulada a partir del 1 de enero de
2009 por el Reglamento (CE) 834/2007 del Consejo de 28 de junio de 2007
sobre producción y etiquetado de los productos ecológicos, que deroga
el antiguo Reglamento (CEE) 2092/91. En él se especifica claramente las
técnicas autorizadas en este tipo de cultivo. Los productos ecológicos
deben llevar obligatoriamente el sello oficial de la agricultura
ecológica de la Unión Europea, permitiéndose añadir, además, los
logotipos del país o región de origen. La demanda de alimentos
ecológicos aumenta cada año. Alrededor de tres cuartas partes de los
alimentos que actualmente se venden en los supermercados son de este
tipo. Sin embargo en los últimos años la cantidad de alimentos orgánicos
que se venden a través de los mercados de agricultores y tiendas
independientes ha estado creciendo rápidamente a medida que más personas
se preocupan acerca de la frescura de los alimentos.
Beneficios y perjuicios
Actualmente, no existen estudios que demuestren que el consumo de
productos biológicos repercuta en un mayor beneficio sobre la salud. Una
importante revisión de estudios científicos certificada por la
Food Standard Agency y publicada en el
American Journal of Clinical Nutrition
ha llegado a la conclusión de que no existen diferencias nutricionales
significativas para la salud entre alimentos "bio" y alimentos clásicos[.
Sin embargo, no existen suficientes estudios de calidad para poder
concluir los efectos a largo plazo sobre la salud de los consumidores.
Son a menudo mencionados beneficios de tipo ambiental ante el menor
uso de ciertos productos químicos, de favorecer los pequeños productores
locales (típicamente principales productores de la agricultura
biológica) y de evitar la manipulación de productos químicos peligrosos
por parte de los agricultores.